Louise Moillon fue una artista del Barroco especializada en bodegones. Sumamente conocida y valorada en su época. A día de hoy se conservan cuarenta de sus obras pero su nombre sigue sin salir a la luz. Su vida y obra son realmente apasionantes. ¡Te invitamos a conocerla en Mujeres Pintoras!

La Biografía de Louise Moillon

louise moillon

Louise Moillon nació en París en 1610 en el contexto de una familia protestante. Desde pequeña estuvo íntimamente familiarizada con la pintura, pues su padre, Nicolas Moillon, era un conocido retratista y paisajista.

Éste acudía regularmente a ferias de pintura como la de Saint Germain, donde las obras flamencas dejaron una huella en la pequeña Louise. A la muerte de su padre, su madre, Marie Gilbert volvió a casarse con un pintor y comerciante de arte, François Garnier, esta vez experto en la moda del momento, los bodegones.

Los maestros de Louise Moillon

En muchas de sus biografías aparece éste como su maestro, aunque realmente no es un dato claro. Lo cierto es que ella le superó con creces, pues de él fue más importante su labor como marchante que como artista. Sólo dos de sus obras se conocen.

Otras biografías muestran a Jacques Linard, artista con el que colaboró Louise, o René Nourisson como otros posibles maestros. También el artista especializado en bodegones Jacob van Hulsdonck.

A los treinta se uniría en matrimonio con el comerciante de madera Etienne Girardot de Chancourt, con quien tuvo tres hijos que sufrirían las nefastas consecuencias del Edicto de Nantes sobre los protestantes.

La matanza de los protestantes

Su marido era un hugonote procedente de Borgoña, este hecho traería numerosos problemas a la familia, pues los hugonotes sufrirían una de las persecuciones y matanzas por motivaciones religiosas más devastadoras de Europa.

pintora louise moillon

Las dragonadas era la herramienta de guerra que usaron los católicos para convertir protestantes. Los dragones, o soldados de infantería, saqueaban y torturaban a familias enteras hasta que sus miembros se convertían. En el siglo XVII más de 200.000 hugonotes huirían de Francia pues muchos hombres terminaban en galeras y mujeres en prisión con todos los bienes confiscados.

Etienne terminaría en prisión, dos de sus hijos exiliados a Inglaterra, el más pequeño convertido a la fuerza mientras Louise Moillon sería enterrada por el rito católico en 1696.

Las pinturas de Louise Moillon

Sabemos que Louise Moillon pintó en solitario y en colaboración con otros artistas como Pieter van Boekel o Jacques Linard.

Como vemos, ser mujer y artista reconocida en este periodo no era tan extraño. Judith Leyster, Artemisia Gentileschi o Clara Peeters, iniciadora del bodegón, fueron sumamente respetadas y sus obras fueron tan valoradas como los de sus compañeros.

A los veinte años tenía trece pinturas terminadas y nueve en proceso, por lo que intuimos que era una artista muy prolífica. Estos cuadros investigaban formas como frutas, flores y pequeños animales.

pinturas louise moillon

Todas las obras de Louise Moillon, incluso las inacabadas poseían marcos trabajados. Nunca debemos subestimar este elemento al ver una obra, ya que muchos artistas se encargaban, como Louise, de escoger personalmente el marco para realzar algunos aspectos de su obra.

Uno de los grandes problemas con los bodegones de Louise es que muchos no estaban firmados y pueden confundirse por su semejanza temática y estilística con los de sus compañeros contemporáneos.

Sus últimas obras firmadas rondan el 1674. Considerando que falleció en 1696 y visto anteriormente el problema de la falta de firma, que dificulta la identificación de sus obras, apreciamos que su periodo activo fue bastante extenso.

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Gracias a las recientes investigaciones sobre el género del bodegón sabemos que la consideración contemporánea que tenía era bastante considerable.

Sino no podría entenderse como Carlos I, rey de Inglaterra, tenía cinco cuadros de Louise Moillon. Era un género apreciado por reyes, nobles y burgueses.

La moda del bodegón se adaptaba a todos los bolsillos. La interpretación que siempre se ha hecho de éste ha valorado su aspecto simbólico y representativo, pero lo cierto es que su sentido literal como escaparate de alimentos y piezas de vajilla es fundamental en un periodo como el barroco.

Louise Moillon, pintora de bodegones

Es curioso la poca importancia que se le ha dado al bodegón y lo sumamente importante que ha sido para conocer la alimentación en estos siglos e incluso las recetas y las formas de conservas que se utilizaban. Algunas de esas formas o recetas las seguimos utilizando a día de hoy como las frutas escarchadas, los ahumados, los salazones o los escabechados.

Aunque siempre se designa al bodegón como un arte que busca el realismo de sus formas no se habla demasiado sobre los fondos tan abstractos en los que colocan estas frutas o flores. Negros imposibles de encontrar en una cocina del barroco. Son pinturas donde se busca lo verosímil, es decir, lo imposible creíble, tan presente en la antigüedad.

Juegos de sombras y luces que no pueden darse sino en el taller, especio sumamente controlado por el artista. O incluso de perspectivas imposibles con bandejas siempre apoyadas en soportes genéricos.

Curiosamente en los cuadros de Louise Moillon no aparecen demasiados racimos de uvas, pieza protagonista en la mayoría de bodegones, por ser una clara alusión a las uvas de Zeuxis que confundían a los pájaros por su genialidad realista.

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Las grosellas u otras frutas translúcidas arracimadas harán su misma función, la de expresar la multiplicidad de juegos lumínicos entre las frutas, que se afectan unas a otras en su composición.

Louise Moillon en el Louvre

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La más conocida obra de Louise Moillon; “La marchante de frutas y legumbres” no es visible en las salas del Museo del Louvre y permanece en depósito, como muchas de las obras de artistas femeninas que rescatamos en esta web.

Esta obra nos muestra una escena cotidiana en la que la mujer de la época se sentiría profundamente reflejada. Vemos como una noble acude muy bien ataviada, del negro que ya había dejado de ser el color de luto para pasar a ser un distintivo de ostentación, a una tienda de frutas y legumbres y toca los productos para verificar su calidad.

La mujer noble como organizadora del hogar tenía responsabilidad en asuntos que, a día de hoy, nos parecen sin importancia, pero que en una sociedad como la del Barroco eran clave para la consideración social de la familia y el triunfo de posibles negocios.

El gato acechante y las miradas de las protagonistas enfocan la mirada del espectador en las verduras protagonistas de un futuro festín.

Las frutas y verduras sobrepasan el límite de la mesa jugando, como es propio del barroco, con la realidad y la ficción en un trampantojo que embelesa los sentidos.

Otras obras con las que cuenta este Museo son bodegones de frutas, esta vez sin figuras humanas, como la que muestra en una cesta de mimbre melocotones y ciruelas con sus ramas, recién recogidas. O la obra que detalla una copa de porcelana blanca con frutas tan preciadas como el melón o las cerezas. Esos melones que aparecen cortados pues se vendían a cata.

Louise Moillon en el Museo Thyssen

louise moillon en el thyssen

En El Museo Thyssen de Madrid se puede ver uno de sus bodegones de frutas datado en el 1637. Destacamos la pieza de porcelana china, tan valorada en el Barroco, cuya delicadeza destaca con respecto a la otra superficie de barro tosco. Los albaricoques cortados y expuestos nos muestran la habilidad de la pintora para retratar todas las formas.

El significado alegórico suele ser más claro cuando la fruta o verdura nos aparece picada o con insectos ligados a la corrupción como las moscas. Lo mismo ocurre con las uvas u otros frutos rojos que hacen un paralelismo con la sangre de Cristo, sin embargo, en las escenas de mercado que Louise Moillon representó podemos ver el gusto barroco por lo cotidiano, por escenificar ese gran teatro del mundo.